Más allá de las técnicas, una invitación a mirar, confiar y acompañar desde el vínculo.
El bebé hace, el adulto acompañaEl adulto hace – vs – El bebé hace, el adulto acompaña
“¿Hacen estimulación temprana en crEO?” “Nos dijeron que hay que estimularlo…”
Cada tanto llegan familias a crEO con una inquietud que se repite:
“Nos recomendaron que hagamos estimulación temprana.” “Una amiga nos dijo que hay que hacer ciertos juegos para que no se retrase.” “Nos dijeron que hay juguetes especiales para estimularlo.”
En algunos casos, estas sugerencias vienen del pediatra. En otros, de conversaciones entre familias o de lo que circula en redes. Y entonces aparece la duda: 👉 ¿Todos los bebés necesitan estimulación temprana? 👉 ¿Qué relación tiene eso con el movimiento libre y la crianza desde el vínculo?
🌱 La estimulación temprana es un término muy amplio
A veces, se refiere a una serie de técnicas y prácticas que se utilizan para acompañar el desarrollo de bebés o niños con algún diagnóstico o condición que requiere un seguimiento más específico.
En estos casos, si bien es importante seguir las indicaciones del pediatra que acompaña a la familia. También lo es, preguntarse y chequear desde qué paradigma y forma de ver el desarrollo está actuando ese profesional o equipo de profesionales. Si hay dudas, siempre se puede realizar una interconsulta con otro profesional. Cuando me escriben familias en esta situación, suelo referirlos a profesionales que comparten la mirada sobre el desarrollo que tenemos en crEO.
🌱Cuando la estimulación se vuelve mandato
Pero muchas veces, fuera de ese contexto, la palabra “estimulación” se usa para hablar de una serie de actividades o ejercicios que la mamá, papá o cuidador “deberían” hacer para favorecer el desarrollo del bebé. Y ahí es donde suele aparecer la confusión: la idea de que todos los bebés necesitan que alguien los estimule para aprender o desarrollarse correctamente.
🌱 Estimular no siempre significa intervenir
La estimulación, cuando hablamos de bebés, suele asociarse a un conjunto de actividades o ejercicios destinados a “potenciar” su desarrollo. En muchos casos, se trabaja desde la idea de que el adulto debe estimular activamente para que el niño adquiera ciertas habilidades motoras o cognitivas.
En general, esta creencia lleva a que el adulto intervenga constantemente el cuerpo del bebé (posicionándolo, movilizándolo, interrumpiendo, capturando y modificando su atención).
Y es, con la mejor intención, que el adulto adelanta etapas o interrumpe procesos naturales. Entonces, el bebé deja de ser protagonista de su propio aprendizaje.
🌿 En crEO, el punto de partida es otro: el movimiento libre y la crianza desde el vínculo
En crEO acompañamos a las familias desde una mirada diferente: la del movimiento libre y la crianza respetuosa, inspiradas en el trabajo de Emmi Pikler y otras corrientes que ponen al bebé en el centro de su propio desarrollo. Un enfoque que no se basa en lo que el adulto hace sobre el bebé, sino en cómo el adulto mira, escucha y ofrece tiempo, espacio y presencia, para que el bebé haga.
El niño no debe ser actuado: si él es el actor principal, debe convertirse en el protagonista de sus propios actos. Apunto a la disponibilidad corporal, a la libertad de movimientos, a la búsqueda del placer no sólo de ser sino de hacer y por él mismo, no para el placer del adulto.
Noemí Beneíto en Todo empieza por la espalda… 2007
El movimiento libre no se puede reducir a una técnica ni una terapia, aunque pueda tener efectos terapéuticos tanto en el bebé como en los mapadres, y eso lo compruebo encuentro a encuentro. Es una forma de ver al bebé, a su desarrollo y al vínculo con el adulto. Se trata de confiar en las capacidades del bebé y de crear las condiciones para que puedan desplegarse sin interferencias, sin apuros, sin intervenciones innecesarias.
“Si nosotros tenemos confianza en la capacidad del niño pequeño, si sostenemos su actividad autónoma, el es capaz de muchas mas cosas de las que creemos: es capaz de lograr una enorme soltura y armonía corporal, es capaz de mantener una actitud de curiosidad y atención sobre su medio ambiente.”
Emmi Pikler – citada por Noemí Beneíto en Todo empieza por la espalda… 2007
✨ ¿Qué es el movimiento libre?
El movimiento libre es la posibilidad de que el bebé se mueva, explore y descubra el mundo por sí mismo, a su ritmo, sin que el adulto lo coloque en posturas o situaciones que aún no ha alcanzado por sus propios medios. Cada conquista —girar, reptar, sentarse, ponerse de pie— surge de su propia iniciativa y de un cuerpo que se siente listo para hacerlo.
🤍 Lo que sí hacemos (y enseñamos) en crEO
🧩 Respetar el ritmo propio del bebé Cada bebé tiene su tiempo y su cuerpo es sabio. A su ritmo, va descubriendo el equilibrio, la fuerza, la coordinación. Nuestro rol no es adelantar etapas, sino ofrecer un entorno y actitudes que acompañe ese proceso natural.
🌼 Fomentar la autonomía y la confianza Partimos de la confianza en sus capacidades. Cuando el adulto no interviene constantemente, el bebé aprende a confiar en sí mismo y a encontrar sus propias soluciones. Asimismo evitamos colocar al bebé en posturas o aparatos (como hamacas, sillas o andadores) que limiten su libertad o lo obliguen a sostener posiciones que aún no domina.
🤍 Acompañar desde el vínculo El movimiento libre también estimula, pero no a través de ejercicios dirigidos, sino desde la presencia amorosa y atenta del adulto que observa, responde y acompaña.
💛 “El desarrollo no se enseña: se acompaña.”
💛 ¿Y entonces qué lugar tiene la “estimulación”?
El movimiento libre también estimula, pero de otro modo. No a través de ejercicios impuestos ni exigencias externas, sino mediante la experiencia viva del cuerpo en movimiento, del juego, de la relación y del vínculo con el adulto.
En este enfoque, la estimulación no se hace al bebé, sino que se da con el bebé. El adulto acompaña con una presencia atenta, amorosa y respetuosa, observando y respondiendo a sus necesidades, sin dirigir el juego ni anticipar aprendizajes.
🩵 Como dice Emmi Pikler:
“Es absolutamente preciso ocuparse de el niño pequeño, intensamente incluso. Además de la satisfacción de sus necesidades corporales, su buen desarrollo dependerá de la creación de relaciones humanas adecuadas, de la relación íntima con su madre (o con la persona que se ocupe de él). (…) Es evidente que es preciso hablar al niño pequeño, que es preciso que los dos «se hablen», que hay que prestar atención a sus iniciativas y que es necesario responderle. Hay que satisfacer su curiosidad mediante respuestas y explicaciones. Es preciso estimularle para que las señales que nos envía sean cada vez más numerosas y activas; hay que introducirle en la comunidad en la que vivirá, hacerle aceptar las reglas de la vida social. Todo ello constituye una tarea extremadamente compleja.”
La tarea del adulto consiste en ofrecer un espacio seguro y rico en posibilidades:
un suelo firme,
materiales simples y abiertos, objetos que despierten la curiosidad sin imponer un uso único,
mobiliario adecuado a cada etapa. Así, el bebé puede explorar, probar, equivocarse, volver a intentar. Y en ese proceso, desarrollar su cuerpo, su atención, su memoria y su confianza.
Si querés conocer nuestros grupos semanales de movimiento libre en crEO, podés ver los días y horarios acá o anotarte en un encuentro de prueba.
🌞 Beneficios del movimiento libre
Conocimiento corporal: desarrolla el equilibrio, la coordinación y el control del propio cuerpo.
Desarrollo psicomotor: impulsa competencias motrices, cognitivas y emocionales.
Autoestima: el respeto por su ritmo fortalece la seguridad interna y el vínculo con el adulto.
Curiosidad y aprendizaje: el juego libre despierta el interés genuino por explorar y aprender, abriendo el camino al lenguaje y al pensamiento.
🌿 En resumen
Mientras la estimulación temprana suele centrarse en lo que el adulto hace para que el bebé aprenda, el movimiento libre se enfoca en lo que el bebé hace cuando el adulto confía y acompaña con su presencia y mirada.
El movimiento libre no reemplaza una indicación profesional cuando la hay, pero puede convivir con otros tipos de acompañamiento, porque no se trata de una técnica ni de una intervención, sino de una forma de estar, de mirar y de confiar. Una actitud que enriquece el vínculo y favorece el bienestar de los bebés y sus familias.
El mayor regalo que podemos ofrecer a un bebé es un tiempo y un espacio donde pueda ser él mismo, moverse con libertad y crecer desde el vínculo.
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