Acompañar a tu bebé en su movimiento y su juego tiene más que ver con hacer menos o de otra forma, que con el hacer que conocemos. Se trata de facilitar el hacer autónomo de tu bebé ¿Cómo?
- preparando un espacio seguro y adecuado a sus intereses y capacidades (te contamos cómo hacerlo en el siguiente post), y luego
- colocando a tu bebé en el piso boca arriba,
- ubicándote a cierta distancia para observarlo (en este otro post ahondamos en los preparativos) sin intervenir ni obstaculizar su movimiento.
De ese modo, tu bebé pueda concentrarse y desplegar su movimiento y su juego en el espacio según sus propios intereses y su iniciativa.
Tu presencia y tu mirada son los únicos estímulos que tu bebé necesita aparte de ese espacio tan seguro como rico en posibilidades y experiencias, es decir, con materiales y mobiliario adaptado a sus intereses.
Al principio sólo necesitará una superficie firme y estable para empezar a descubrir y dominar su propio cuerpo (encontrarás más información al respecto en este post).
Con el tiempo irá conquistando la coordinación de sus miembros y el control del equilibrio.
No hace falta más nada: ni juguetes, ni ningún otro tipo de estimulación de tu parte.
De hecho, no es necesario y puede ser contraproducente para el desarrollo saludable de tu bebé :
- Hacer que haga -o exigirle que haga- cosas que no puede y no está preparado todavía para hacer.
- Colocarlo en posiciones que no puede alcanzar -ni abandonar- por sí mismo (ponerlo boca abajo en el piso, mantenerlo sentado, sostenerlo sobre sus pies).
- Hacer por tu bebé, privándolo de la experiencia tanto de hacer como de hacer por sí mismo– a su ritmo y a su modo-. Ambas indisociables de la experiencia de saberse capaz y de saberse amado/a tal cual es.
- Distraerlo de sus intereses y objetivos (salvo que realmente sea necesario)
- Interrumpirlo cuando está concentrado en su movimiento, en su juego o en sí mismo (salvo que realmente sea necesario)
- Entretenerlo, dirigiendo su atención o mirada hacia objetos que no llaman su interés naturalmente.
- Enseñarle a moverse o a jugar.
- Ponerle cosas en la mano.
Estas citas del libro Moverse en Libertad de Emmi Pikler (si querés saber quien fue Emmi Pikler mirá este post) se refieren a estas intervenciones que solemos hacer los adultos completamente innecesarias y muchas veces perjudiciales.


Lo que sí te recomendamos:
- Mirar a tu bebé moviéndose y jugando libremente guiado por sus propios intereses, a partir de su propia iniciativa,
- Observar a tu bebé real y actual (tratando de diferenciarlo de la imagen, fantasías y expectativas que solemos tener los mapadres)
- Confiar en tu bebé
- Poner el foco en lo que sí puede hacer y no en lo que no puede o todavía no puede.
- Disfrutar siendo testigo privilegiado del despliegue de su movimiento y de su desarrollo.
- Imaginarte todo lo que está ocurriendo dentro de su cuerpo y dentro de su cerebro con cada pequeño movimiento o acción.
No necesitás observar a tu bebé todo el tiempo
Observar a tu bebé no quiere decir que tengas que estar observando a tu bebé todo el tiempo durante su movimiento y juego libre. Más bien, es esperable que si atendés a su llamado cuando te necesita, y le brindás presencia y atención durante los cuidados cotidianos (alimentación, cambio de pañal, traslados, sueño), es decir, durante esos momentos de intimidad que interactúas con él/ella, se sienta más seguro y con mayor confianza y no requiera tu mirada permanente.
Aún así, habrá veces que sí requiera tu más completa atención y otras que podrás dedicarte a otras tareas mientras tu bebé continúa jugando tranquilo, sabiendo que estás a la vista o cerca.
Cuáles son las ventajas de observar a tu bebé durante su movimiento y su juego
- El simple hecho de detenerte un rato a observar su movimiento y su juego te puede ayudar a volverte más sensible a sus necesidades para modificar adecuadamente el espacio y los materiales.
- A su vez, esto te va a permitir confiar más en su iniciativa y en sus competencias, al ver de lo que es realmente capaz, y, por lo tanto, sentirte más cómoda/o no interviniendo sin que te lo pida.
- Además, cuando tu bebé te lo pida sabrás cómo brindarle ayuda, sin resolver todo por él/ella.
- Asímismo al preparar un espacio adaptado a las necesidades, capacidades e intereses de tu bebé, te sentirás más tranquila/o porque sabrás que tu bebé está en un lugar seguro, y podrás retirarte de a ratos si lo necesitás, anticipándoselo y avisándole en el momento. O si no mantenerte a una distancia donde pueda verte y hacer las tareas que necesites hacer mientras tu bebé continúa moviéndose y jugando libremente.
- Por último, para tu bebé tu mirada es una necesidad básica. Así lo expresan estas dos citas.


Preguntas para practicar la observación y la presencia
Si nunca lo hiciste puede ser un poco desafiante practicar la observación. Aquí algunas preguntas que a nosotros nos sirven en los encuentros y en nuestro día a día como mapadres.
- ¿Cómo se mueve tu bebé?
- ¿Qué llama su atención?
- ¿En qué se concentra?
- ¿Durante cuánto tiempo?
- ¿Cuándo busca tu mirada?
- ¿Qué está haciendo tu bebé ahora?
- ¿Podés ver cómo se expresa tu bebé a través de su movimiento, su tono muscular, sus gestos, su mirada, los sonidos que emite?
- ¿Podés ver cómo expresa sus intereses, su motivación, sus esfuerzos, su fuerza, su frustración, su satisfacción, su energía, su cansancio, su excitación, su calma?
- ¿Cómo estás vos?
- ¿Te es fácil no hacer?
- ¿Estar quieto/a?
- ¿Qué pensamientos te vienen a la mente?
- ¿Qué emociones surgen?
- ¿Cómo está tu respiración?
- ¿Cómo late tu corazón?
- ¿Necesitás moverte? ¿O acomodarte?
¡Hacélo! Buscá tu comodidad. También podés tirarte al piso y explorar tu propio cuerpo, moverte despacito o quedarte quieto/a sintiendo el peso de tu cuerpo y sus apoyos en contacto con el piso.